LA PARTIDA
“Sin usar las manos”, esa era la única regla...
Sus cuerpos desnudos juegan con ganas atrasadas a tentar a la suerte del deseo, y a golpe de sincronizada lascivia, comprenden que es momento para que las bocas tomen un protagonismo diferente a la palabra.
Se besan con desinhibición creciente, dejando que el calor les prenda vientres arriba, y aceptan que lamer, chupar, succionar, ensalivar y hasta acariciar con la lengua puede llevarles a la última casilla del tablero inexistente: el orgasmo.
Nadie pierde en este juego. Los dos ganan.
“Sin usar las manos”, esa era la única regla...
Sus cuerpos desnudos juegan con ganas atrasadas a tentar a la suerte del deseo, y a golpe de sincronizada lascivia, comprenden que es momento para que las bocas tomen un protagonismo diferente a la palabra.
Se besan con desinhibición creciente, dejando que el calor les prenda vientres arriba, y aceptan que lamer, chupar, succionar, ensalivar y hasta acariciar con la lengua puede llevarles a la última casilla del tablero inexistente: el orgasmo.
Nadie pierde en este juego. Los dos ganan.
El CASTING
Le hacía el amor a golpe de
intuición, moviéndose atento por el mapa de su placer, memorizando sus resortes
más íntimos. Cualquier erizamiento de la piel era una pista, cualquier
movimiento de sus caderas le guiaba, la “o” perfecta de su boca era un trofeo…
Ella, por su parte, le ponía
a prueba. Se dejaba hacer tratando de parecer impasible, practicando un
hieratismo morboso y difícil. No pedir nada, ocultar el placer si fuera posible,
contener los jadeos dentro de su cuerpo en llamas.
Si aún así era capaz de
complacerla, él sería el elegido y ella tendría nuevo amante.
EL INTRUSO
No es que su amante fuera
torpe, pero sí terriblemente previsible. En aquel asiento trasero de coche el
ritual se ejecutaba con precisión milimétrica cada jueves. Al principio resultó
estimulante, desvergonzado, peligroso, pero hasta allí había extendido sus
tentáculos el aburrimiento.
En eso pensaba ella cuando
unas luces pintaron de blanco la ceguera de sus párpados cerrados haciéndola
recelar. Más atenta al otro vehículo que a las caricias de Jaime observó que
volvía a hacerse la oscuridad, pero nadie bajó del vehículo.
Aquella presencia invisible
detonó un último orgasmo con Jaime. Sin duda investigaría la matrícula del
intruso ya memorizada.
COMPETENCIA DESLEAL
- No es por ti, cielo, es
culpa mía. Tú te mereces algo mejor de lo que yo puedo ofrecerte en estos
momentos. Ya sabes que te voy a querer siempre, has sido una parte muy
importante de mi vida. Podemos ser amigos!
- Hay otro, no es cierto?
- Por favor, no me obligues a
decir algo que te duela.
- Quiero la verdad! Qué tiene
él que no tenga yo?
- Cinco modos de vibración,
tacto seda, máxima adaptabilidad, nunca falla, nunca me pide nada que no me apetezca
y nunca se cansa…
CUESTION DE ACTITUD
Recorrer la senda del dolor
para alcanzar el placer…
Ya me deleito pensando en el
tacto del látex cuando me toca con sus manos heladas, en la máscara que cubre
su cara adusta y concentrada en mí, en todos esos juguetes que solo ella sabe
manejar con precisión y destreza.
Me gustaría que dejara suelta
su negra melena, pero no me corresponde opinar, no sería apropiado.
Expuesto, sometido,
indefenso, debo dejar que obre su magia de los sentidos en mí. Siempre me dice
que es por mi bien, y yo la creo.
¡El martes a las cinco
dentista!
Julia C. Cambil
Julia C. Cambil
Recopilación de microrrelatos eróticos presentados a la convocatoria "Una bacanal extraordinaria" del Círculo de Escritores. Primavera 2015.
Código: 1505134083077
Fecha 13-may-2015 20:05 UTC
Licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
Fecha 13-may-2015 20:05 UTC
Licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
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